La colaboración entre la Dictadura de Primo de Rivera y el socialismo durante los cruciales años 20, resulta siempre un tema muy controvertido desde cualquier punto de vista. La única forma de evitar condenas previas o interpretaciones exculpatorias en un asunto tan sujeto a manipulaciones, pasa exclusivamente por la revisión escrupulosa de las fuentes originales y por el contraste de todo el enorme caudal informativo que generó en su día. Partiendo de este criterio documental como punto irrenunciable, ofrecemos ahora al lector una crónica de los acontecimientos, situaciones y personajes que conformarían, en su complejidad, al episodio histórico; la intencionada elección de dicho género periodístico quiere, también, rendir el homenaje que se merecen los grandes cronistas de la época y los medios de comunicación que los auspiciaron. Entre 1923 y 1930, Asturias desempeñó un papel importantísimo dentro del movimiento obrero español, cuya evolución y consecuencias marcarían para siempre el futuro de la región y del resto de España. El Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias –SOMA–, bajo la férrea dirección de Manuel Llaneza, quiso poner en marcha un modelo moderno y posibilista de actuación sindical y política en la línea de los Trade Unions británicos o la ADGB alemana, contando para ello con la aquiescencia del primorriverismo y la sintonía personal con el dictador. Sin embargo, el propio fracaso de la Dictadura, la decadencia física del líder minero y la situación a la que quedó irremediablemente abocada la economía con la crisis del 29, acabaron con el proyecto e hicieron que los mismos que en su día vitorearan al dictador, encabezaran después la revolución de octubre en 1934.