El oficio de oveja es fácil: pasear, comer, dormir y, a veces, ayudar a dormir. Cada persona tiene asociado su rebaño, como Miguel que una noche de insomnio reclama sus ovejas y éstas diligentemente comienzan a saltar la valla. Sin embargo, la número cuatro, la oveja negra, se niega a cumplir su cometido. Nadie sabe qué hacer, se echan las pezuñas a la cabeza, el manual de comportamiento no dice nada de las insurrecciones. Miguel encontrará la solución al problema en forma de carta a la oveja rebelde y con la libre interpretación de ésta.