El general Ople, retirado del servicio activo, se instala con su hija en una "morada señorial" no muy lejos de Londres. Tiempo después, a una mansión vecina llega lady Camper, una aristócrata bastante excéntrica en cuanto a las costumbres sociales, que rechaza la visita de casi todo el vecindario, incluso de Wilson Ople.
Pero cuando inevitablemente la pareja entable contacto, el general, hombre bastante simple y satisfecho con su vida, encontrará en su enigmática vecina su piedra de toque. Un malentendido entre ellos y la inteligencia y malicia de ella convertirán esta historia en un suplicio para él, víctima de la burla despiadada de lady Camper, a través de humillantes caricaturas.
El relato es una sátira de las convenciones de la sociedad victoriana, personificadas en el general Ople; no obstante, si normalmente me gusta el humor británico, en mi opinión, en este caso, la ridiculización del protagonista por parte de la gran dama es tan exagerada que tergiversa su objetivo y ofende y humilla al general hasta el punto de caer en la semilocura; por ello no he disfrutado el aspecto cómico de la obra, a pesar de entender su intención.
Es una novela breve, bien narrada y fácil de leer. Contiene también un posfacio de Virginia Woolf, con interesantes reflexiones sobre la escritura y en el que recalca el tema de las diferencias de clase en el relato.