Es una obra extensa, narrada con estilo detallista, poético. Por ella desfilan multitud de personajes cuyas vidas se ven predestinadas a unirse y desunirse, con un nexo común, haber conocido al doctor Yuri Zhivago. Son las circunstancias de la vida cotidiana –en sus actos y pensamientos más sencillos-, el acontecimiento de la I Guerra Mundial y los hechos de la guerra civil y la revolución rusa después, quienes marcan el ritmo de la novela. Más que una historia de amor, es una novela que habla de la Rusia de aquel tiempo, en ocasiones con un tono bastante crítico. Por ejemplo, uno de los criterios más certeros sobre el régimen comunista es que lo que en un principio era el sueño socialista y comunista, se convertiría en una nueva forma de explotación que anulaba y sacrificaba los pensamientos y sentimientos propios/individuales por el “bienestar colectivo”. En definitiva, una historia de revolución y nieve, mientras el amor de Lara y Zhivago, que no es el acto central ni lo más importante, no vive de la pasión sino que subyace en las pequeñas cosas, en lo más intimo, en los escasos encuentros y desencuentros que mantienen a lo largo de las páginas. Me queda la incógnita de saber cuánto de importante sería para Pasternak la historia de Lara y Zhivago. Quizá sólo pretendia dar a la vida del personaje otra expectativa o posibilidad más y el “problema” no sea la falta de pasión, sino saber detenerse y contemplar los pequeños detalles que une a ambos protagonistas. De hecho, la historia completa es un juego continuo de momentos, de encuentros y desencuentros, de ocasiones. ¿Azar?
hace 11 años
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