Las andanzas de Taran, Eilonwy, Gurgui, Fflewddur Fflam y el resto prosiguen en el segundo título de la saga, que obtuvo la distinción de honor de la Newberry, lo cual no sorprende en absoluto. La madurez de los personajes (Taran y Eilonwy en especial) es abrumadora. El tinte oscuro que adquiere la novela gracias a los sucesos acaecidos en torno al Caldero Negro y los Pantanos de Morva son fascinantes y la cantidad de elementos presentes de la mitología galesa (extraídas del genial Mabinogion en su mayoría, una especie de "Metamorfosis" ovidianas en versión galesa) son harto interesantes y el caudal de la trama toma un rumbo increíble. La mejora que experimenta con su antecesor es increíble y es, junto a los dos últimos, el mejor.
hace 8 años