¿Puede uno convertirse en comunista después de 1989? Haberlo sido es otra cuestión: pero ¿convertirse (o reconvertirse)? Para Vattimo, que en Ecce comu ofrece como paradigma su propia experiencia, la respuesta es «Se debe» puesto que, aceptando de hecho el cada vez más rígido elitismo del capital, ningún tercero o cuarto camino se halla en condiciones de revertir el actual estado de desigualdad, existente en Italia y en el mundo. En efecto, su itinerario intelectual –que el autor describe como una «larga marcha a través de las oposiciones»– se ha desarrollado siempre cercano a la izquierda; sin embargo, solo con el abandono, en el año 2004, del partido de los DS (Democratici di Sinistra) Vattimo ha concluido plenamente por reencontrar las razones de la crítica marxista a la democracia burguesa, alineándose contra la dirigencia de Máximo D’Alema y contra todo retoque reformista. La propuesta de Vattimo es una versión por cierto personal del ideal comunista, pero, al mismo tiempo, anclada en su tradición histórica y en su fundamental exigencia de equidad.