En los primeros años del pasado siglo numerosas noticias van llegando a Londres sobre las atrocidades que una empresa británica, la Peruvian Amazon Company, extractora de caucho, está cometiendo en la región amazónica del Putumayo. Cuando se organiza una misión comercial, Roger Casement, que entonces era cónsul en Río de Janeiro y se encontraba de vacaciones en Inglaterra, es designado por el Foreign Office para acompañar a los comisionados. Su misión secreta era elaborar un informe sobre las denuncias recibidas. Así, en julio de 1910 parte hacia Belém do Pará y, vía Manaos, a Iquitos, desde donde se internará en la vasta región amazónica. Este libro que relata lo que el cónsul vio en las siguientes diez semanas, es una referencia mundial sobre la postura ética ante los derechos de los pueblos indígenas y los crímenes contra la humanidad. Casement, que sería ejecutado por traición en 1916 y cuya reputación sería ensuciada con la publicación de unos diarios posiblemente manipulados, se mantiene, cien años después, como un ejemplo de abnegación, idealismo y sentido de la justicia.