En 1995, el cinematógrafo cumplió cien años. A partir de esta fecha simbólica empezó una curiosa mutación: cambiaron los sistemas de producción, las formas de ver y el soporte, que pasó del celuloide a lo digital. Después del cine es una reflexión sobre dicha transformación, que no es únicamente tecnológica—la sustitución de la fotografía en movimiento por la imagen pixelada—, sino también cultural—puesto que la imagen digital ha redefinido la relación entre imagen y realidad en el mundo contemporáneo, el de la web 2.0—. En su recorrido el libro propone numerosos ejemplos: los blockbusters hollywoodienses que utilizan la imagen en 3D; la textura digital; los documentales rodados con cámaras de baja definición y las imágenes de la guerra de Irak colgadas en YouTube.