El éxito de ventas de engendros tan insípidos como "El tiempo entre costuras" y "Palmeras en la nieve", han provocado que el mercado editorial se llene de un tipo de novela postcolonial bastante cursi e indecente.
"Dejé mi corazón en Manila", es otro producto más a añadir a esta absurda moda que todo lo envuelve.
Floja, lacónica, previsible...
Ni el contexto histórico -que para muchos pudiera ser interesante- consigue en ningún instante impresionarte o sorprenderte.
Galatas no tiene soltura.
Narra sin gracia, sin chispa, sin ningún tipo de hondura...
Personajes inanimados, sin fuelle, sin perfil...
El resultado final es el de un bodrio plano -sin sustancia-, al que uno está más que deseando de poner fin.
hace 6 años
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