Aunque vayamos a lo literario, si es que podemos llamarlo así, pretendo escribir sobre la vejez (tengo De senectute, La vida a los ochenta años de Ramón y Cajal y, sobre todo, muchas fotocopias de revistas modernas que he obtenido en la Biblioteca Nacional) y sobre mi querida ciudad, Cuenca. Así pues, hagamos literatura, buena o mala: si sale con barbas, san Antón, y si no, la purísima Concepción.