La necesidad es el primero de los conocimientos. Tener hambre es la primera cosa que se aprende... Y desde luego, fue lo primero que yo aprendí en este mundo. Eleuterio me llamaron cuando llegué a este mundo en una chabola mugrienta. Y todo el mundo sabe la historia del Lute… Pero pocos saben que el día en que salí en libertad tras dieciocho años entre rejas, aunque debió ser un día feliz, sin embargo no lo fue. Tanto tiempo encerrado me convirtieron en una persona triste, irascible, vacía. Sólo había cometido un delito: haber nacido al margen de una nueva España decente y trabajadora, era un quinqui, un merchero, un desgraciado, sin ningún derecho. Nunca hice daño a nadie a pesar de lo que la vida me apretó. Nunca maté a nadie a pesar de lo que se ensañaron conmigo. Pero siempre me sentí libre y fui hombre a pesar de todo lo inhumano de lo que he sido testigo. No me considero mejor que nadie, pero sí es cierto que he tenido el suficiente valor para luchar en cualquier tiempo de cobardes y de miedo, en el que los justos hubieran sido doblegados y reinaran los fantoches, los traidores, los vengativos... quizás hoy es más válido que nunca eso de que resistir es vencer. Si en Camina o revienta, Eleuterio Sánchez iba mucho más a allá con el trepidante relato de sus increíbles andanzas y retrataba magistralmente la sociedad de finales del franquismo, ahora en esta nueva entrega de sus memorias, Cuando resistir es vencer, vuelve a retratar su tiempo con la fuerza psicológica de un hombre totalmente impulsado por su amor a la libertad. Entre los tiempos de la democracia española totalmente asentada y la dura crisis –no sólo económica- de las primeras décadas de este siglo XXI, Eleuterio Sánchez traza unas memorias nada convencionales (El hombre de acción no lleva diario), con una mezcla llena de emoción entre recuerdos de su vida más remota y los acontecimientos más actuales. Eleuterio Sánchez ofrece toda una lección de coraje para sobrevivir con dignidad en tiempos nada fáciles.