Deliciosa lectura, una bocanada de aire fresco.
En dos partes claramente diferenciadas. Elly nos narra su niñez mezclando momentos divertidos con otros dramáticos. Desde su nacimiento hasta los trece años desgrana personajes y situaciones en las que domina la ternura y el punto de vista inocente. Tiene momentos duros tamizados por los ojos infantiles, que dan a la narración un regusto agridulce. Elly dice a los cinco años: "Por lo visto, Dios quería a todo el mundo menos a mí." La segunda parte se inicia cuando Elly tiene ya veintisiete años y resuelve aquello que quedó pendiente en la primera. Los años intermedios se eluden, sólo sirven de unión entre estas dos etapas que son las importantes para ella.
Risas, lágrimas, decepciones, soledad, desorientación, vacío... todo un sinfín de emociones que surgen a través de la suerte del azar, abuso sexual, suicidio, secuestros, cárcel, muertes accidentales... Elly, su familia y sus amigos (incluído un conejo al que pondrá de nombre Dios) son los peculiares personajes que se mueven a través de las páginas de esta maravillosa historia. Sin embargo, el auténtico protagonista es el amor, el amor en todas sus facetas: entre hombres,entre mujeres,entre hombres y mujeres,entre hermanos, entre amigos...
Una voz narrativa muy peculiar que emite el eco de nuestra niñez. Una historia tierna y original, muy recomendable. (Gemma Pallás)