El arte en el tiempo crítico de la globalización ha encontrado su refugio dorado en las bienales y las ferias de arte, que convierten la experiencia estética en una entrega absoluta a la espectacularización. Desde el reality-show a la violencia expandida mediáticamente se impone un imaginario cruel y, al mismo tiempo, banal que deriva en tendencias artísticas como la estética relacional, las letanías del conceptualismo institucional o la obsesión por el archivo. En un mundo delirante proliferan actitudes delirantes y da la impresión de que los freaks toman el mando de las operaciones en un carnaval ininterrumpido y, finalmente, tedioso. Contra el Bienalismo traza una serie de aproximaciones a la cultura contemporánea abordando cuestiones como el pretendido antifetichismo de ciertas obras artísticas, las contaminaciones con lo arquitectónico, la dimensión humorística o paródica de ciertos planteamientos estéticos o la obsesión escatológica. Este mapa fragmentario ofrece posicionamientos críticos para pensar los regímenes de visualidad híbrida actual.