Greta Thunberg es una chica sueca de dieciséis años que en el año 2018 inició una huelga escolar por el cambio climático. En este librito, de apenas 70 páginas, se recogen los discursos que ha dado en distintos organismos y lugares.
La joven activista, diagnosticada de síndrome de Asperger, no comprende cómo si todo el mundo dice y repite que el cambio climático es una amenaza existencial y el problema más grave al que nos enfrentamos, se sigue haciendo todo igual que antes. “No lo entiendo. Porque si las emisiones tienen que parar, entonces debemos pararlas. Esto es blanco o negro. No hay grises cuando se trata de sobrevivir. O continuamos existiendo como civilización o no. Tenemos que cambiar.”
Greta es clara y contundente en su discurso, e insiste una y otra vez en que lo que hagamos ahora afectará a nuestra vida y a la de nuestros descendientes, y que queda muy poco tiempo para corregir nuestros errores. Más que esperanza, lo que necesitamos es acción, o nos veremos volcados a un escenario de pesadilla.
No es este un texto político, sino el grito de socorro que da Greta en nombre de su generación y de los que la seguirán, ante un planeta que está en crisis, una crisis de la que el ser humano en su globalidad no parece ser consciente. “Resolver la crisis climática es el mayor y más complejo desafío al que el Homo Sapiens se ha tenido que enfrentar.” Pide que les garanticemos un futuro.
Puede parecer una disertación demasiado simple y repetitiva en algún momento, pues el mismo mensaje se repite en los distintos escenarios con pequeñas variaciones, pero ojalá con su claridad, sencillez e insistencia, Greta Thunberg llegue mucho más allá de los jóvenes, remueva conciencias y provoque una reacción masiva, no para salvar al planeta, sino a la especie humana.