Luis Antonio Jaime Borbón Farnesio no es político ilustre, ni militar famoso, ni rey, aunque podría haberlo sido; es ni más ni menos un Infante de España, título que regirá toda su vida. Nace el 25 de julio de 1727, y por el mérito natural de ser Infante, consigue a corta edad adquirir los títulos de Arzobispo de Toledo, Primado de España, Cardenal del Sacro Colegio de Roma y Arzobispo de Sevilla, lo que le permite disfrutar de los grandes beneficios eclesiásticos, sin necesidad de previa vocación o preparación para tan altos cargos. Tras la muerte de su padre Felipe V y con la llegada al trono de su hermanastro Fernando VI, don Luis se ve obligado a renunciar a todas sus funciones, quedándose tan solo con el título de Infante. A la muerte de Fernando VI y con plenos derechos a la corona, le facilita a su hermano Carlos el reinado. Empiezan entonces los años dedicados al desenfreno y a la vida alegre, tras los que se ve forzado a casarse organáticamente, viéndose rebajado su título de Infante a Conde de Chinchón. Éstas son las tres etapas de la vida de don Luis: de 1727 a 1746, de 1746 a 1776, y de 1776 a 1785, que vertebran el libro. El final de la obra es un bosquejo del incalculable legado que este Infante deja a lo largo de su vida y que lo reconoce como gran mecenas de músicos, intores, literatos, y coleccionista de arte, ciencia y libros de su tiempo.