“Benito Cereno” es una novela eminentemente marinera de Herman Melville, autor de la famosa “Moby Dick”; sin duda en ambas obras aprovechó para plasmar sus conocimientos y experiencia en alta mar a bordo de balleneros y otros barcos.
La narración nos sitúa en 1799 y está contada en tercera persona desde el punto de vista del capitán Amasa Delano, al mando de un barco norteamericano que se hallaba detenido en la isla Santa María, una pequeña isla deshabitada cerca de Chile, para abastecerse de agua. La inesperada llegada de otro barco aparentemente en apuros y a la deriva hizo que el capitán ordenase los preparativos para abordar la embarcación y conducirla a puerto. El “Santo Domingo” resultó ser un mercante español que transportaba esclavos y acarreaba una terrible historia de percances y sufrimientos que lo habían llevado al estado de decadencia en que se encontraba.
Pero lo que más inquietó a Delano fue el comportamiento de Benito Cereno, el joven capitán español del “Santo Domingo”. Melancólico, misterioso y reservado, que alternando cortesía y malos modos levantó las sospechas de Amasa Delano, quien, de naturaleza confiada y amable, acabó achacando la extraña conducta de don Benito a la debilidad física y mental que sufría tras las desgracias vividas.
He tenido la suerte de leer la novela sin conocer el argumento "a priori", lo que a mi parecer ha sido doblemente gratificante, pues mi inquietud y sospechas al leer la historia han ido “in crescendo” junto a las del capitán Delano, hasta que se descubre el percal y todo equívoco es desentrañado. Entonces el ritmo, lento y con poca acción hasta el momento, se precipita y es imposible soltar el libro.
Es una novela descriptiva, con un vocabulario rico en términos relacionados con la navegación y una prosa elegante que requiere una lectura atenta, pero en conjunto resulta muy entretenida, especialmente la parte final.
Es interesante leer que está basada en hechos reales y por lo que he leído es bastante fiel a la historia real protagonizada por el español Benito Cerreño.
He leído la edición de Nórdica Libros, como siempre preciosa, y las ilustraciones de Elena Ferrándiz son sencillas y cada una singular, pero muy acordes al texto; me han gustado especialmente las que muestran el perfil del protagonista español, como la de la portada.
Una lectura muy agradable, un clásico con dosis de aventura e intriga que te retrotrae a otra época, y que he disfrutado y recomiendo. Es un placer leerla además precisamente en el año en que se cumple el bicentenario del nacimiento del autor.