El asesinato del comprometido cineasta, el 2 de noviembre de 2004, produjo una gran conmoción en Holanda, y para muchos acabó con la esperanza de una Europa abierta y multiculturista. Ian Buruma analiza brillantemente este episodio, denuncia el cinismo del estado del bienestar europeo y reflexiona sobre el resurgir de los extremismos en una obra que combina de forma muy atractiva la crónica periodística y el ensayo.