Esta novela gráfica de Gipi cuenta una historia tierna y cruel de muchachos descubriendo la vida, descubriéndose a sí mismos. Se trata de una obra maestra que aprovecha todas las posibilidades expresivas de un medio que aúna la escritura mediante imágenes y la literatura, una obra de arte total que conmueve e impacta. Hay una guerra en marcha, insensata y sin nombre, en una provincia olvidada donde los pueblos tienen nombres de santos, una tierra abandonada en la que las bombas han abierto heridas profundas y tres chavales, adolescentes , amigos, viven trampeando en los márgenes del conflicto. Stefano, el Killercito, sabe cómo usar la navaja –“es pequeño, pero es terrible”-, ha crecido en el barrio C.E.P. y no le tiene miedo a nada. Christian, por su parte, es ingenuo, o sea, estúpido, mientras que Giuliano es débil y, sobre todo, distinto. Sus padres son ricos: él tiene la posibilidad de escapar en cualquier momento de la pesadilla en la que ha decidido vivir. Por eso tiene de noche esos sueños raros en los que los hombres sin cabeza le recuerdan: “Tú no eres como nosotros”. Giuliano y Christian siguen al Killercito como un par de perros fieles en todas sus turbias aventuras, incluso cuando, empujados por la necesidad de dinero, se ponen al servicio del miliciano Fél ix y se dan cuenta, con amargura, de que “las cosas han cambiado”. Se encuentran recorriendo una bajada a los infiernos que los llevará a realizar actos criminales cada vez más brutales, hasta el punto de alistarse en la milicia e ir a combatir adonde la guerra se hace en serio.