El verso es el primer lenguaje de la humanidad... la forma más natural del lenguaje, escribe Ernesto Cardenal en el prólogo de esta Antología de poesía primitiva que nos traslada a un mundo de formas de vida en las que predominan el estrecho contacto con la naturaleza y los quehaceres elementales cotidianos. Un mundo en el que la poesía adquiere categoría de cosmogonía que, por encima de la imagen, se expresa en símbolos y mitos y que, en un alto porcentaje, aun en la apariencia profana, tiene un sentido místico. Muchos son los poemas recogidos en este volumen que fueron recibidos en sueños, trances hipnóticos, bajo los efectos del peyote, o inspirados, como en el caso de los esquimales, por las almas que habitan la región de los muertos. La variadísima temática abarca desde el amor a la expresión de solidaridad, desde la descripción de faenas diarias a la rogativa destinada a aplacar los elementos o a lograr una curación. Igualmente variada es la procedencia de los poemas, ya que en esta antología tienen cabida culturas tan dispares como la amerindia, la esquimal, la polinesia o la africana.