SUITE FRANCESA. Tempestad en junio MOYNOT, EMMANUEL

Nota media 6 Bueno 1 voto 1 críticas

Resumen

Diez años después del extraordinario éxito que supuso en todo el mundo la publicación de Suite francesa, rescatada milagrosamente del olvido, Emmanuel Moynot se adueña de la primera de las dos partes de la novela para ofrecer, con su afilada pluma, una dimensión visual de este clásico de Irène Némirovsky. Como en una película de Renoir o Robert Altman, los personajes, sus trayectorias y sus destinos colisionan y se entrelazan en las carreteras del gran éxodo de 1940, dibujando un enorme fresco de las horas más oscuras, en las que las columnas del orden social y moral del país parecían derrumbarse. Así, las figuras inolvidables que habitan en las páginas de Némirovsky cobran vida y nos invitan a reencontrarnos con viejos conocidos como el banquero Corbin, los amables Michaud, el clan de los Péricand, el malogrado padre Philippe, la frívola Arlette Corail, el siniestro Corte y su descerebrada amante, en suma, todo el muestrario de perdedores, atormentados, puros y víctimas de esta gran debacle francesa. Y de paso, descubrimos que la autora de David Golder —una apasionada de la narración cinematográfica— habría sido una excelente guionista.

1 críticas de los lectores

El fenómeno de la novela de Irene Némirovsky, cuyos avatares son dignos de tener su propia novela —que se suma a su propio interés intrínseco— ha suscitado que se amplifique hasta el punto de tener su versión cinematográfica y su adaptación al cómic, de la mano de Emmanuel Moynot.
Es un fresco vivo y caleidoscópico de los comienzos de la segunda Guerra Mundial, centrado en el éxodo de París. Las páginas saltan entre distintas familias procedentes de la burguesía, los Michaud, los Pericand... y el convulso caos de un país presto a ser invadido, donde medran, junto al instinto de supervivencia o los afectos, los comportamientos mezquinos y la naturaleza muchas veces deleznable del ser humano.
Moynot transmite con eficacia este mundo coral a través de una eficiente puesta en escena y una solvente narración, pero el dibujo, a lápiz y manchas, aunque participa de la opresión plomiza de esos tiempos, es en última instancia un dibujo poco atractivo que, si sale adelante, es en virtud de esa pericia narrativa.
Tempestad en junio es la primera de las partes en las que se compone Suite francesa, así que aún queda otro volumen más por explorar, con el que recuperar, de forma gráfica, esta impactante obra de Némirovsky. (Carlos Cruz, 14 de septiembre de 2015)

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