Lo esperaba. Después de Alma y de Los Caminantes, lo esperaba mucho. Hay otras obras pendientes de leer a las que puedo acudir para sumergirme en los mundos que crea Carlos Sisí, como La hora del mar, pero esperaba esta novela muy especialmente. Naturalmente, por la prosa de Carlos Sisí: sencilla, directa, trepidante, perfecta para devorar páginas sin control. Y por su título, que es, en sí mismo, el preludio de una historia terrorífica en un entorno hostil, con temperaturas bajo cero, con el mal acechando tras la puerta y una terrible lucha por sobrevivir.
Y este es un gran error por mi parte como lector: construir una historia en tu cabeza antes de leer el libro. Lees el título y su breve sinopsis y dejas que tu imaginación vuele y llene todas las páginas de un libro del que no eres el autor. Empiezas a concebir personajes, situaciones, escenas, paisajes y te haces una idea muy clara de cómo crees que será el libro. De cómo quieres que sea. Sabes que encontrarás a un personaje herido por la vida que tendrá que pasar el invierno aislado en un pueblo perdido en las montañas, un pueblo del que todo el mundo huye en invierno porque “vienen cuando hace frío”. Bien, una pincelada a lo El resplandor, aunque sin familia. Esto promete.
Joe, nuestro protagonista, se arma de valor y decide quedarse. Aunque su amigo se lo ha mostrado. Aunque lo ha sentido. Se queda y llega el frío. Está preparado para luchar contra la crueldad del invierno. Habrá que ver si podrá aguantar a lo que sea que el frío vaya a traer. Y Sisí no pierde el tiempo, y con la caída de las primeras nieves, todo empieza, todo se precipita. Hay algo desconocido, algo terrorífico y Joe se defiende como puede y… todo cambia, hay un giro que no esperabas y la acción, simplemente, deja de centrarse en lo que habías imaginado, en el frío, en la cabaña, y en defenderse de los ataques de seres que te aterrorizan. Y aquí, en este punto, por culpa de haber creado unas expectativas que habías convertido en una trama y en un libro que no es el que estás leyendo, es cuando viene el bajón. Y esto no es culpa ni de Carlos Sisí ni de la historia que ha creado, sino de un servidor.
Así que si digo que la historia no me ha encantado, no me hagáis mucho caso. No esperaba que en mitad de la novela llegase un cambio tan radical, pasando de ese terror más intimista, o minimalista, o concentrado en un espacio pequeño, sin salidas, con todo en contra… a algo muy distinto. Algo más cósmico. Igualmente terrorífico y malvado, pero con escenas y paisajes muy distintos a lo que esperaba.
Personajes hay pocos o muy pocos. El propio Joe es un hombre algo descafeinado al que cuesta creerse precisamente por eso, por ser tan descafeinado. Aunque luego sea capaz de asumir su rol de héroe, aunque se desvele como alguien capaz de luchar contra la pura esencia del mal, al principio de la novela me costó un poco engancharme al protagonista. Pero ahí está la capacidad del autor para ayudar a que la historia avance rápidamente. Sin darte cuenta, has engullido con placer el planteamiento de la trama y ya estás a las puertas de la llegada del invierno.
Con el invierno y con el giro de la trama, la novela entra en un mundo desconocido en el que los protagonistas van deduciendo lo que pasa de una forma algo artificial, pero que funciona. Y en ningún momento se pierde el ritmo, rápido, sin pausas y, sin darte cuenta, llegas al final de una novela muy entretenida pero que, en mi caso, me ha dejado un sabor algo agridulce.
hace 7 años
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