Septiembre, en el año del Señor de 1718. De pie, al filo de los acantilados, veo cómo el mar turquesa resbala suave sobre las rocas. Termina de amanecer tras una noche agitada. La brisa me acaricia y me despeja el alma. Inspiro hondo. Otra vez debo partir. Levanto la mirada e imagino en el cielo a...