Tras el éxito de Puerto escondido, María Oruña vuelve a acercarnos los personajes de Oliver Gordon y de la teniente Valentina Redondo. Asimismo, en Un lugar a donde ir podemos volver a disfrutar de los maravillosos escenarios de Cantabria que tan relevantes fueron en su primera novela. En esta ocasión, el patrimonio histórico cántabro adquiere un protagonismo destacado tras el hallazgo del cadáver de una joven vestida como una princesa medieval en La Mota de Trespalacios, lugar en que se encuentran unas ruinas de dicha época. Además, la espeleología es muy relevante en la trama de la novela, lo que le da la autora la oportunidad de adentrarse –y adentrarnos– en las numerosas y magníficas cuevas cántabras. Este es, sin duda, uno de los mayores atractivos de una novela muy bien construida y que atrapa desde su inicio. Así, es preciso resaltar el gran trabajo de documentación llevado a cabo por la autora. Por un lado, en lo referente a las funciones de los diferentes profesionales que intervienen en la investigación, como forenses, jueces, policía científica, etc. Y por otro lado, en lo relativo al patrimonio histórico y cultural de Cantabria. Un lugar a donde ir, al igual que su predecesora, hace de sus escenarios el más complejo y fascinante de todos sus personajes. (Ana Rayas, 6 de abril de 2017)
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