Todos los relatos de este libro narran un día cualquiera, un suceso cualquiera, “como si todo fuera importante e irrelevante a la vez”. La frase, en boca de la protagonista del cuento que da título al libro, resume el arte narrativo de Hebe Uhart. Es que todos sus relatos son pequeñas historias que se atienen a las pequeñas cosas: siestas o juegos de la infancia, visitas a parientes o vecinos, primeros alejamientos de la casa, experiencias de la vida laboral o estudiantil, caminatas urbanas, visitas a un café o al zoológico. Anécdotas nimias en las que lo que importa es la mirada: una mirada extrañada, corrida de lugar, siempre al sesgo, que partiendo de lo pedestre, doméstico y cotidiano y sin apartarse nunca de allí busca raras conexiones y se formula preguntas esenciales que la transforman en una meditación de dimensiones filosóficas, económicas, sociológicas.