El joven Johnsey Cunliffe, hijo único de una pareja de granjeros irlandeses, sufre cada santo día el acoso y las burlas de Eugene Penrose y sus compinches, antiguos compañeros de aula ahora en el paro. Tras enterrar a su querido padre, Johnsey solo desea tranquilidad y que lo dejen en paz, pero no para de recibir visitas inesperadas. El boom del ladrillo ha llegado al pueblo y granjeros y empresarios locales quieren comprarle los terrenos recalificados de la granja. Sin embargo, el chico de los Cunliffe no quiere desprenderse de lo que ha pertenecido desde hace generaciones a su familia, y su negativa a vender será la comidilla de vecinos envidiosos y le acarreará un sinfín de problemas.