Sábado, domingo narra una historia y la vuelve a contar años después. En la primera, un adolescente relata un suceso escabroso del verano anterior. Junto con su amigo Chino, salen un sábado y ligan con una camarera. La noche parece ir bien, hasta que todo se tuerce y acaba en desastre: es un funesto sábado que nuestro narrador se niega a recordar. Pero después de cada sábado, viene un domingo. Veinticinco años después, ese adolescente, que ahora es un hombre con muchas malas decisiones a cuestas, acompaña a su hija a la fiesta de Halloween en el Colegio Internacional de las afueras de Madrid. Allí comparte charla con una mujer desconocida que se oculta tras la máscara de un disfraz. La conversación, intrascendente en apariencia, pronto lo conduce a aquella noche. No hay más remedio que aceptar que finalmente es domingo, el día que nos obliga a enfrentarnos a nuestro pasado.