“Supongo que de nostalgias imprecisas están hechas los fantasmas” Pero no. No es una novela de fantasmas, aunque lo parezca. No es una novela de amor, aunque también lo parezca. Es una novela de amistad y de muerte: dos amigos en una relación entre amor y amistad, siempre en el filo, siempre en la duda del lector, en el que uno de ellos quiere morir y se prepara para ello en un complejo de muerte asistida en Suiza. Pero antes los dos amigos vivirán un verano esplendoroso y brillante. Preludio de un fin, porque “cualquier verano es un final”.
Yorik y Luiz son los dos protagonistas. Yorick, ¿el autor mismo?, con un grave problema de salud, no sabe si tiene un amigo o si es fruto de su imaginación. Así que, el que lee, no sabe si es real o es un fantasma. Un amigo invisible que se hace visible a medida que avanza la novela, pero es tal la obsesión que siente Yorick por Luiz que nos parece irreal, pura imaginación, un fantasma hecho de la nostalgia del que escribe. Luiz es vital, sano, decadente, divertido, amable, y quiere morir. Suicidarse en la plenitud de su vida porque intuye, sabe, que se acerca el fin de su juventud. Yorick quiere evitarlo y toma una decisión, que queda en nada: “hay cierta gloria en eso de intentar llevar a cabo grandes tareas a sabiendas de que se fracasará sin remedio”. En medio, Alma. El vértice del triángulo amistoso/amoroso. Que toca de pies en el suelo y estabiliza a los dos amigos.
Hasta aquí la historia. Con más o menos adornos, Porque, como es habitual en Loriga, sí es importante lo que cuenta, pero mucho más cómo lo cuenta. El escritor nos habla de amistad, pero parece que habla de amor. Hay mucha vida en la novela, pero la muerte planea sobre ella y nos presenta todos los dilemas morales y éticos que acompañan al suicidio por muy asistido que sea. Hay obsesión en el texto, pero también hay ternura y humor. Frases cortas, directas. Muchas veces simples, pero con una segunda lectura que impacta. Se lee ligero, ese es el gran mérito del autor: escribir una novela profunda sin que se note. (Aida Vert, 30 de marzo de 2023)