Es difícil ser neutral a la hora de valorar una (valga la redundancia) sobrevalorada novela como esta por lo comprometido del tema pero voy a intentar opinar o criticar la obra sin moverme por sentimentalismos, opinión política (que tengo mucha) o como resultado de la campaña de marketing que el libro está teniendo.
He leído algunas críticas en las que se dice que el libro debería haber tocado tal o cual tema. Sinceramente, no creo que esté mejor o peor porque toca tal tema o tal otro, toca el tema que Fernando Aramburu ha querido que toque y ya está, y ese es la relación entre dos familias, la de la víctima y la del asesino, no le demos más vueltas.Si quisieramos que hubiera profundizado en los mil vericuetos políticos, el apoyo subliminal de determinados partidos a la ETA o si ésta nació en un seminario o en un garage como el Macintosh habrá que leer otro libro diferente. Y es precisamente ahí , en el tema que quiere tratar, donde creo que el autor debería haberse centrado, profundizando más en el cambio "progresivo" que deberían haber sufrido, por una parte, la relación de los miembros de ambas familias y por otra, los personajes a lo largo del tiempo. Sin embargo, el relato, además de variar constantemente en el tiempo sin un hilo claro o que aporte nada más que confusión, se mete en la vida y la obra de los personajes (algunas de la historias, sinceramente, no me aportan absolutamente nada más que añadir páginas y que el libro en algunos momentos sea un tostón). Sin embargo, la relación de las familias en las que todos son amigos íntimos al principio, pasa de ser idílica en un momento a que, de repente, todo rezume odio porque aparecen pintadas en el pueblo (¿?¿?¿) No tiene ningún sentido. La madre del etarra, de repente, de la noche a la mañana, pasa a ser más abertzale que el hijo sin saber exactamente los motivos.
Creo que pinta unos personajes en algunas ocasiones inverosímiles y esto tiene el peligro de que el lector pueda generalizar...y meter a toda una sociedad en el mismo saco. Para mí, el personaje mejor labrado y con más matices es Arantxa, el resto...pues que quieres que te diga.
Por otra parte y como decía anteriormente, los constantes cambios temporales sin seguir un hilo concreto producen confusión y, por que no decirlo, en algunos momentos llega a cansar tanta repetición del mismo suceso una y otra vez (por favor, Fernando, eso ya nos lo has contado antes, no insistas).
Como aspecto positivo creo que el autor marca un hito a la hora de tejer una historia sobre la que nunca antes se había escrito o, al menos de esta forma, de forma equidistante y bajo dos puntos de vista enfrentados. Algunos momentos y pasajes no dejan de ser emotivos y seguramente muchos vascos se verán identificados y/o reflejados en ellos.
Más allá, yo no creo que haya que buscar mucho más en este libro (ni es el libro de la reconciliación, ni el libro del año, ni hay que dar gracias a Dios por que Fernando Aramburu haya venido a este mundo y nos haya sacado de la ceguera en la que vivíamos).
En resumen, si dividieramos el libro en tres tercios, el primero no está mal, el segundo, un tostón repetitivo y el tercero, el mejor, si bien el final es inverosímil y forzado.
hace 7 años
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