Muy divertida y cómica, hacia tiempo que no me reía tanto con un libro.

No entiendo tanta crítica a este libro. El autor desde sus primeras páginas deja claro que no es un Patria 2.0. Se aleja de ese realismo duro, doloroso vivido en la época activa de ETA para dar paso a una novela vivaz, humorística y a ratos esperpéntica al estilo cervantino con Asier y Joseba haciendo de Don Quijote y Sancho Panza. En mi opinión son obras totalmente diferentes y hay que valorarlas en su justa medida. Me ha parecido entretenida, divertida y de lectura rápida. Para mí siempre es un placer leer a Aramburu.

Se puede catalogar como humor o cómico más que una narrativa histórica como Patria. En ambas es ETA la parte importante pero narrados los acontecimientos de manera distinta. Nada que ver con su gran libro Patria, en este se contar los infortunios de un comando inexperto que intenta continuar el legado de la banda. Fácil de leer.

Es la historia de un comando formado por dos jóvenes, cuando ya la banda armada se ha disuelto, pero ellos no se conforman, quieren seguir adelante, aunque en un primer momento parece que son incapaces de hacer daño a una mosca. Dentro de la gravedad del asunto, no puedo evitar sentir ternura por los personajes, aunque no comparto para nada sus principios e intenciones, pero sí es verdad que parecen incapaces de hacer daño. El problema es que la realidad los lleva a ser vulgares delincuentes. Ritmo rápido, diálogos, muchas notas de humor, una prosa magnífica. Resultado: otra novela magistral de Aramburu.

Yo no he leído Patria. Quizás por eso, porque no tengo con qué comparar, me ha gustado. Pero sospecho que no tiene nada qué ver con aquel libro y no hay nada peor para un escritor que escribir un super éxito y que todo el mundo te compare con aquel libro. De ahí intuyo las críticas que he leído por aquí...Porque no es fácil hacer lo que Aramburu hace en este libro. No es fácil hacer parodia y escribir con ironía y más con dos "terroristas" como protagonistas. A mí me ha parecido entretenido y fácil de leer.

Días antes de que ETA anuncie su adiós a las armas en 2011, dos jóvenes miembros de la banda y aún sin delitos de sangre a sus espaldas, se esconden en la campiña francesa acogidos por un matrimonio de campesinos. Ante el fin del terrorismo, los aprendices de terroristas se echan al campo en busca de camaradas que les secunden en su idea de fundar un grupo ajeno a la banda con el que continuar los atentados. Una sucesión de infortunios cómicos y de acciones chapuceras sin más consecuencias, hacen que acaben volviendo al redil y desistan en su idea pese al empecinamiento final de uno de ellos. Tras la magistral “Patria” y la digna pero excesiva en extensión “Los vencejos” (ambas reseñadas en este blog y localizables a través de la etiqueta con el nombre del autor), Fernando Aramburu opta por la calle de en medio. Si bien la temática se asemeja a “Patria”, esta novela ya clásica mantenía la misma estructura formal y de estilo en “Los vencejos” pese al cambio de temática de esa última. En “Hijos de la fábula”, Aramburu se aleja de dicha estructura y estilo y vuelve, a través de una historia lineal sin tramas paralelas, a lo que los tibios y eufemísticos llamaron “el problema vasco” para asumir el difícil pero logrado reto de afrontarlo con humor sin faltar al respeto a las víctimas. Pese a que en la primera parte de la obra se echa en falta una cierta trama central, la sucesión de estampas y situaciones ayuda a mantener al lector con una considerable expectación. En la segunda parte la historia va cogiendo peso hasta terminar en un final magistral, metáfora todo lo que dejaron aquellas décadas trágicas. www.antoniocanogomez.wordpress.com

Muy lejos de Patria

Escrita en tono de parodia, ridiculiza a los personajes y a sus ideas convirtiéndoles en machistas, ladrones sin ideales ni convicciones, unos asesinos “tontos” que dan tanta risa como pena . ”Patria” me encantó pero este libro ni me parece del mismo autor!.La narración es toda tan igual que resulta aburrida y el final demasiado apresurado .No me ha gustado nada.

Patria ya me dejo confuso y aún no sé si me gusto más que me indigno, o al contrario. Pero con éste lo tengo más claro. Insufrible. Lo acabé a fuerza de voluntad. Aburrido. Sin sentido, ni del humor, ni de cualquier otro. Posiblemente no comparto los ejes cartesianos sociales en los que se mueve Aramburu, porque cuando lo terminé, ni siquiera entendí hacia donde me quería llevar al autor. Si acaso me desconcierta, porque me conduce sólo ¿en sentido paródico, dicen? a la conclusión de que los activistas de ETA eran (¿o son?, no sé) jovenzuelos un tanto desnortados y con muy poquitas luces a los que no hay que tener ningún temor. Si te dejas arrastrar por quien te diga que es un libro de jajajaja, y buscas al menos sonreír con su lectura, la pifiaste.

Buen sentido del humor que vale de epílogo del tema ETA. Se deja leer con fluidez

Parodia divertida sobre dos miembros del final de ETA.

Fernando nos narra una historía de amistad entre dos discípulos de ETA situados en el sur de Francia donde la ilusiòn de pertener a la banda armada es el objetivo principal de la parejita.Con un sentido del humor sarcàstico y llano nos narra las desventuras más que aventuras de un quiero y no puedo contra todo y todos,incluyendo a ellos mismos.Fàcil de leer pero con esa falta de profundidad de otros libros de Fernando.

Novela paródica sobre dos militantes de la banda terrorista ETA, deseosos de entrar en acción a los que 'desgraciadamente' el fin de la lucha armada los deja abandonados a su suerte. Una obra que, sinceramente, y siendo magnánimo, no me ha parecido de lo mejor de Fernando Aramburu.

Entretenida y muy fácil de leer sobre un tema tan complicado como hacer parodia de la banda terrorista ETA.

Novela divertida, con situaciones muy cómicas, pero los asesinos de ETA eran cualquier cosa menos imbéciles como pinta Aramburu a estos dos chicos descarriados. Al menos mejor que Los vencejos... un fiasco.

Aramburu vuelve a dar una lección de humor inteligente y con gusto, como en Viaje con Clara por Alemania. Quién sino él puede tratar un tema tan serio como la radicalización de unos jóvenes vascos con tanta socarronería. Su prosa, una maravilla.

Una visión jocosa e irónica de dos chavales que, introducidos en ETA, son enviados a una lejana granja francesa. Poco después se disuelve la organización sin que nadie les diga qué hacer. Lo que ocurre después es fruto de la imaginación del autor.