Gracias al blog todos pueden ser escritores sin el requisito de una etiqueta puesto que, gloriosamente, el blog ha sorteado las instituciones que expenden títulos y discriminan entre el bien y el mal. El blog es anarquista, popular, irreverente, amoral. Y, por el momento, no se presta al juicio de la crítica instituida. Vale o no vale, vale más o menos por sí, sin necesidad de intercambiarse con ningún otro patrón de valor. Vive, pervive, persiste, acaba de acuerdo a un impulso vital que decide sin más condiciones que la salud de sus órganos internos. Lo que no es poco. VICENTE VERDÚ.