El autor trabajó durante años en el archivo del PCE con una colaboración especial dadas sus relaciones y trayectoria. Por ello, tuvo acceso a documentaciones dispersas en manos de múltiples personas. El PCE, defraudado por lo que no esperaba encontrar, ha optado por ignorar el libro. Aunque redactado en tono periodístico -lo que por otra parte hace amena su lectura- está muy bien documentado. Vincula el seguimiento de los avatares de dirección exilada con sus interioridades de funcionamiento y el interior así como las oscilaciones de la política de la URSS y de los PCs. Sigue tanto las diferentes políticas desde el final de la guerra (Unión Nacional, la guerrilla, etc.) del PCE como su situación en las diferentes emigraciones (URSS, México, Europa), desmintiendo falsedades y manipulaciones posteriores. Describe los diferentes procesos de purgas y depuración del PCE: en el interior, contra Quiñones, Monzón, Comorera... (y también los asesinatos, como el de Trilla, etc.) como en el exterior (Hernández, Antón, Uribe...). Las crisis de la dirección, su funcionamiento real, las trayectorias políticas y personales de Ibarruri, Carrillo, Claudín, Semprún, López Raimundo... También aborda las relaciones del PCE con el PCUS, Ceacescu, Kim Il Sung... Igualmente trata con detalle la lucha en el interior tanto desde el punto de vista humano, como organizativo, político y la relación entre Interior y Exilio, deteniéndose en el seguimiento de figuras como Manuel Sacristán, entre otras. También incluye una detallada relación de la gestación de la política del PCE durante la Transición. El autor, ex-militante del PCE, no es ni revolucionario ni rupturista cuando escribe el libro, pero si riguroso. Una de la conclusiones fundadas que se pueden extraer de su lectura atenta es que la estrategia del PCE desde 1939 -con todas sus múltiples oscilaciones- llevaba implícita la actuación que desarrolló el PCE para facilitar y colaborar la instauración del Régimen español actual. O dicho de otra manera, que el PCE -aparte fanfarrias- por lo que luchaba políticamente era por algo muy parecido a lo que sufrimos ahora. Resulta paradójico, pero también ilustrativo, que por esto, dieran su vida y sufrieran -como también describe Morán- torturas, cárcel y sufrimientos tantos militantes. Imprescindible.