Médico, teólogo, polemista, solitario y aventurero, Miguel Servet se nos muestra en esta biografía como una figura de abrumadora vigencia. Su heterodoxia teológica y carácter audaz le valieron la enemistad de sus contemporáneos tanto reformistas como católicos, que vieron en la labor intelectual de este adelantado librepensador una amenaza contra sus intereses políticos y doctrinas teocráticas, condenándolo a morir quemado en la hoguera, con leña verde para que su suplicio fuera más lento. Con un estilo ágil y vigoroso, Fernando Martínez Laínez narra una vida llena de avatares y nos revela a Servet como el antidogmático y ecléctico pensador que fue y acaba por entregarnos la imagen de una época donde las turbias relaciones entre la fe y la razón, entre las ambiciones totalitarias y el poder religioso, configuraron las bases ideológicas del mundo moderno a través de un proceso que, al igual que el suplicio padecido por Servet en la hoguera, transcurrió de manera tan lenta como dolorosa.