Pocos libros habrá en la historia literaria tan emotivos en recuerdo de una madre como éste del célebre creador de Peter Pan. No es de extrañar que el libro emocionara tanto a Borges -al igual que Barrie, adorador de R. L. Stevenson, y también muy ligado a su madre-, quien, admirado, se refirió a él en una de sus viejas reseñas de la revista «El hogar». Por lo demás, la obra está imbuida de un constante humor entrañable debido a la personalidad fascinante de esa Margaret Ogilvy, típica y sencilla matrona escocesa con una viva inteligencia natural que alimentó la imaginación de su hijo, guiándolo gustosa en su carrera de escritor cuando vio que nada podía hacer para impedirla.