Con sólo dieciocho años, Willie Dunne, hijo de un policía de Dublín, deja su ciudad en 1914 para luchar por la causa de los Aliados. William, por falta de estatura, no ha podido seguir los pasos de su padre para entrar en el cuerpo de policía y eso lo lleva a alistarse para cumplir con su deber patriótico. De este modo el protagonista se convierte en un símbolo de la experiencia de miles de soldados irlandeses, Sebastian Barry incide en el oscuro asunto de la intervención de Irlanda en la Primera Guerra Mundial, mezclándolo con el Alzamiento de Semana Santa, germen del movimiento republicano irlandés. Escrita con la hermosa prosa de Barry, esta conmovedora novela evoca la crueldad y tristeza de la guerra, así como la lealtad dividida que sintieron muchos soldados irlandeses. Siguiendo las experiencias del conflicto a través del corazón del joven soldado protagonista, la narración explora cómo este proceso político afectó a los soldados que luchaban por el rey de Inglaterra en campos extranjeros; las dudas que los paralizaron y la división que causó entre ellos. Una historia sobre identidad y conflicto nacional con la que Sebastian Barry consigue una narración de profunda tristeza y abrumadora compasión que parece dar con la verdad de la condición humana.