Este libro de relatos es un homenaje al periodismo. En sus páginas bullen las historias de grandes periodistas argentinos como Tomás Eloy Martínez, Cristian Alarcón y Martín Caparrós, además de crónicas insuperables sobre el día a día de las redacciones de los periódicos y de la búsqueda irrefrenable de la noticia. Pero también hay varias historias llenas de personajes de ficción donde habita la melancolía y el sentimiento, arraigado en lo que el autor, el argentino Jorge Fernández Díaz, denomina la capacidad lírica del periodismo: ese poder para construir relatos ficticios enmascarados en la técnica de la crónica para contarnos las vidas de personas inexistentes, pero que podrían haber existido y que un periodista jamás debería dejar escapar.
Estos ‘articuentos’, como los llama Fernández Díaz parafraseando al escritor Juan José Millás, se articulan en dos partes. La primera, que remite al título genérico del libro, el autor narra la historia de mujeres subyugadas por la soledad, como esa presa que después de matar a su marido encuentra su verdadera libertad en la cárcel mediante la lectura, o esa gran periodista que, tras haber conocido a las personas más importantes del mundo, descubre a punto de morir que lo único importante de su vida fue un amor que nunca le correspondió. La segunda parte, titulada Crónicas, es la más relacionada con el periodismo. Desde los personajes que retrata a las vicisitudes, paisajes y acontecimientos históricos de la Argentina de las últimas décadas, sin olvidar a Freud, el psiconanálisis o incluso el fenómeno del actor Ricardo Darín. Uno de los mejores relatos es ‘Fuimos periodistas’, un homenaje al reportero Emilio Petkoff, periodista de la vieja escuela donde lo primordial no era figurar ni buscar la fama sino evitar a toda costa la mediocridad, “el peor pecado” de todos.