Faustino, un Fausto sin poder ni magia, aparece condenado desde las primeras páginas por su debilidad de carácter. Sin duda, aunque es producto de su ambiente y de su época (mimado por todos, nunca tuvo que trabajar), él mismo es culpable en gran medida de su destino: sueña grandezas imposibles de realizar, al tiempo que es abúlico y perezoso.Al crear a su personaje, sin duda Valera pensaba en sí mismo. También a él le faltó dinero cuando era joven y asimismo se mostró indeciso en la elección de una carrera; probó la diplomacia, la política y el periodismo, además de cultivar diferentes géneros literarios.LAS ILUSIONES DEL DOCTOR FAUSTINO como novela tiene varios lunares (una acción dislocada, algunas digresiones un tanto premiosas y ciertos episodios melodramáticos). Artísticamente es inferior a otras novelas de Valera, como Pepita Jiménez, Juanita la larga o El Comendador Mendoza; pero en cuanto a tema, no sólo es una de las obras más interesantes de su producción, sino acaso también de toda la literatura española del siglo diecinueve.