Un hombre maduro, Juan P, nos relata en primera persona sus idas y venidas por la gran ciudad. Vive amancebado con una muñeca hinchable que no responde a sus caricias y tiene un extraño amigo con el que comparte sus periplos urbanos. Aparecen otros personajes y, como comparsas de tercera fila, apenas media docena de cretinos que no saben muy bien qué es lo que están haciendo en este mundo. Mientras tanto, rasgan el aire las sirenas de las ambulancias y de la policía, que atraviesan la ciudad buscando terroristas invisibles...