Cuando criticar a la escuela y a los profesores parece un deporte nacional, Gregorio Luri tiene la valentía de escribir esta lúcida autocrítica, serenar los ánimos y animar a la acción. Con un relajante toque de humor y con el optimismo como premisa básica, el autor hace un análisis del paso de la escuela moderna a la posmoderna, de las confusiones a las que ha llevado el relativismo y el escepticismo moral, del nuevo valor de la multiculturalidad o del papel de las nuevas tecnologías en la relación maestro-alumno. Y defiende con contundencia la autoridad del maestro, la responsabilidad de la comunidad y la educación de los valores. Por eso, La escuela contra el mundo es un manifiesto a la esperanza, y es que el optimismo no sólo es posible, sino que es el primer deber moral del educador.