He leído ( no sin cierta dificultad al principio, por la enorme variedad de personajes, escenarios e historias que la conforman) la colosal “VIDA Y DESTINO” del escritor ruso (judío ucraniano) Vassili Grossman, quien vio como en 1961 fue secuestrada su novela por el régimen soviético y murió olvidado, sin saber que en 1980 su obra sería publicada en Suiza, constituyendo un testimonio inmenso, que conmovió al mundo. Con la batalla de Stalingrado como centro narrativo, las decenas de historias que componen la trama, giran no solo sobre la guerra y el terrible sufrimiento de los soldados, sino también sobre las despiadads persecuciones a los judíos, el dolor de las miles de familias forzadas a enviar a sus hijos al frente, la dureza del frío y el hambre extremos, el apego a la tierra, la represión, las dudas morales y políticas, el coraje, la bondad, el amor, y sobre todo, la reivindicación de lo humano, que desvela el verdadero horror del totalitarismo, pues a lo largo de la novela, el estalinismo y el nazismo se equiparan, ya que ambos regímenes mostraron la misma crueldad y el mismo desprecio por el ser humano, con sus campos de trabajo, guetos, prisiones, batallas despiadadas…siendo responsables de los asesinatos de millones de personas y los principales culpables de los episodios más trágicos del siglo XX. Como he dicho anteriormente, la novela al principio resulta difícil de seguir, pues hay tantos personajes (más de 160, con el agravante de la complejidad de los nombres rusos, sus patronímicos y sus diminutivos) que durante una buena parte de la trama resulta complicado identificarlos y por otro lado, los diferentes escenarios cambian y vuelven a cambiar tan rápidamente (de un campo de trabajo en Rusia a la ciudad sitiada de Stalingrado, de las ciudades rusas de la retaguardia, al regimiento del sexto ejército alemán, del frente ruso a orillas del Volga, a un campo de concentración nazi, de la fría estepa siberiana, a una cámara de gas...) que el lector tiene que estar muy atento a lo largo de sus 1.110 páginas, pero a pesar de su extensión, la novela va a más y la contención y la delicadeza del autor, hace que el esfuerzo y a la vez la emoción que supone leer “ Vida y destino”, transmitan la intensa sensación de haber asistido a un capítulo tremendo de nuestra historia y de haber leído una obra poderosa y monumental, que sin duda deja huella.
hace 6 años
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