En 1946, tras cinco años en prisión –primero en un campo de concentración nazi como prisionero de guerra soviético, después como deportado (y falsamente acusado de traición) en el gulag ruso del Ártico–, Lev Mishchenko, de 29 años, recibe inesperadamente una carta de Sveta, su amada, sobre quien mantenía pocas esperanzas de que siguiera viva… Separados durante catorce años, permanecieron fieles el uno al otro y nos legaron la más extraordinaria historia de amor del siglo xx: un sorprendente monumento al amor: más de 1500 cartas entre ambos escritas mientras Lev luchaba por sobrevivir en uno de los campos de trabajo más infames de Stalin.
Enviadas dentro y fuera del campo, a escondidas, por trabajadores y oficiales, estas cartas, hermosas y sorprendentemente no censuradas, son de una extraordinaria inmediatez y nos permiten descubrir el mundo interior de dos personas asombrosas. Las cartas de Svetlana son un testamento de la constancia y la esperanza, incluso en el oscuro mundo del Moscú de posguerra. Las de Lev, escritas con sumo cuidado y ternura, son desgarradoras, en un intento de tranquilizar a Svetlana y, a su vez, con el deseo de crear un recuerdo imborrable de las terribles condiciones en las que estaba viviendo. Cada uno de sus escritos podía haber sido el último…
Orlando Figes narra la historia de Lev y Sveta con increíble precisión y delicadeza, reconstruyendo brillantemente el panorama en el que sus narraciones se despliegan. Nuestro conocimiento histórico se agudiza con estas cartas, el único documento escrito real conocido durante el gulag de Stalin, pero, además, y sobre todo, nos sentimos fascinados por la historia de una pareja que, arrastrada por los acontecimientos, mantienen su amor vivo pese a la distancia, el tiempo y las circunstancias. Como este fascinante libro muestra, incluso en los peores tiempos y momentos, el amor, el compromiso y la esperanza pueden triunfar...