El autor narra en “Solito” el viaje que hizo 20 años antes, desde El Salvador a Estados Unidos, para reunirse con sus padres. Un viaje en que, con tan solo 9 años, atravesó El Salvador, Guatemala y México hasta llegar a la frontera estadounidense. En autobuses, en lancha, a pie por el desierto… es una historia muy dura en la que el protagonista, inocente y tierno, pasa por riesgos y experiencias que apenas tiene edad para comprender. La detallada descripción de esa aventura, de casi dos meses, desde abril a junio de 1999, de la que incluso recuerda sensaciones, olores y canciones, todo ello narrado desde el punto de vista de ese niño, forma una magnífica novela autobiográfica, potente e impactante, con muchos momentos emotivos, y de la que destacaría los personajes, en especial los compañeros de viaje de Chepito, esa familia viajera que humaniza tanto estas memorias.
La escritura de este libro fue también un proceso de sanación personal para el propio autor, tal era el trauma que arrastraba desde esa experiencia de la infancia; y lo que cuenta sin duda se puede extrapolar a tantas otras vivencias de otros migrantes, tantos los que llegan como los que no llegan a su destino, en nuestros días.
Al principio me costó un poco entrar en la historia por el lenguaje, que es el autóctono del autor y el de los lugares que atraviesa, pero una vez me hice a él, fue una novela entretenida y absorbente. Quizá después de un viaje tan largo, me hubiese gustado saber algo más de la llegada de Javiercito a su nuevo hogar, pero entiendo que no era el objetivo del libro.
Una lectura muy recomendable por la visión realista que da del drama migratorio, tan actual en nuestros días.