Durante el siglo XVII, día tras día, las armadas españolas se veían obligadas a hacer frente a un número cada vez mayor de enemigos, que se multiplicaban de una forma asombrosa. Fue una lucha sorda, difícil y olvidada, en la que las flotas de España, superadas en recursos y fuerza, combatieron con valor logrando, en un esfuerzo titánico, mantener abiertas las rutas con América y Asia, esenciales para la supervivencia de la monarquía y la nación. La instauración de la dinastía borbónica supuso una notable recuperación. Un período brillante en el que mejoraron las técnicas de construcción naval y la recién creada Real Armada pudo, de nuevo, alcanzar el puesto que debía ocupar en el concierto de las naciones. Desgraciadamente, la derrota de Trafalgar, en octubre de 1805, pondría fin a todas las ilusiones. Naves mancas, segunda parte de la trilogía sobre el papel jugado en la Historia por las armadas de España, trata de estos años, los del apogeo de las naves a vela. IX Premio Algaba.