Comentamos un ensayo publicado en 1967 pero que leído en el 2013 continua siendo tremendamente interesante, divertido y formativo. Su autor, el zoólogo y etólogo británico Desmond Morris se propuso realizar un análisis de nuestra especie enumerando y analizando nuestras conductas herederas de y compartidas con el resto de primates, consiguiendo así hacer al lector consciente de que casi todas esas conductas que organizan nuestra vida como supuestos seres avanzados y racionales son determinadas por nuestra naturaleza animal. Con el nombre que nos otorga y da título al libro no pretende más que hacernos conscientes y humildes de esta condición.
En el capítulo uno repasa nuestros Orígenes y explica el concepto de neotenia, proceso por el cual ciertos rasgos infantiles o juveniles de una especie se mantienen en la vida adulta. En el segundo, uno de los más divertidos y jugosos, el Sexo. En el tercero, Crianza, analiza el enorme grado de desprotección en el que nacemos como bebes y las consecuencias, muy relacionadas con el capítulo anterior, que esto tiene. Morris defiende que el goce sexual en la especie humana y en las hembras en particular tiende a mantener la unión en las parejas, creándose así unidad de crianza más eficaces de dos individuos. En el cuarto, la Exploración En el quinto, la Lucha, nuestra agresividad y como en el fondo tendemos a erradicar a todas las especies que puedan hacernos la competencia. En el sexto, Alimentación, analiza nuestros hábitos alimenticios que unen los de un cazador carnívoro con los de los monos omnívoros de dieta variada, explica la tendencia masculina a realizar actividades en grupos unisexuales o analiza por que calentamos la comida. En el séptimo, Confort, introduce el concepto de enfermedades de invitación al aseo, que explica que numerosas dolencias leves en el ser humano no son más que llamadas de atención o cuidado por parte de terceros, tal y como los primates se cuidan los unos a los otros aseándose, acariciándose o acicalándose. En el octavo y último, Animales, se analizan nuestras relaciones con el resto de las especies desde las preferencias de los niños hasta la probable tendencia innata que poseemos a rechazar a las serpientes o arañas.
Solo en algunos detalles acerca de sus opiniones de la sexualidad considerada normal y en sus temores algo malthusianos al final del libro se nota que el tiempo ha pasado desde su publicación. Ligeramente duro en las primeras páginas, se convierte rápidamente después en un divertimento y un goce de aprendizaje, uno de esos libros que hay que leer si o si.
Puntuación: 4/5.
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hace 10 años
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