Rafa Antúnez, el narrador, un escritor frustrado, es hoy guionista de cine. Antúnez, por sugerencia de Pedro Almodóvar, acepta el encargo de trazar un friso personal, sin velos ni vetos, de aquel Madrid donde todo parecía posible. Madrid ha muerto, frase del modisto Manuel Piña, ante un Madrid que fue y que en 1991 empezaba a derrumbarse da título esta novela de Luis Antonio de Villena. Un relato que es un himno, algo enloquecido, a un momento privilegiado que poseyó la magia de los días vivos, de las escasas épocas en la que la plenitud de la vida merece su nombre. Es literatura que imita la vida. O vida que imita la literatura. Una novela impúdica, nocturna y caritativa, donde personajes reales y de ficción se mezclan, todos mentira y todos posibles.