Luis Antonio de Villena relaciona en este libro la felicidad y el suicidio como tendencias anímicas del ser humano llevado por sus pulsiones hacia lo sublime, la primera, y hacia la muerte, la segunda. Así, considera el suicidio en relación con el fracaso de la felicidad, en el caso de quien no consigue alcanzarla, o de su final, en el caso de quienes sí han gozado de ese estadio paradisíaco del alma, pero que una vez ha tocado a su fin se sienten incapacitados para seguir viviendo. Villena, a través de unas páginas espléndidamente escritas, vincula la felicidad a estados de plenitud espiritual alcanzados a través de la estética –de manera que diferencia felicidad y placer–, del disfrute de la belleza absoluta, a la luz de la filosofía clásica y de la historia de la literatura, centrándose, en ocasiones, en anécdotas e historias de personajes tan memorables como Wilde, Lord Byron, Paul Celan, Maiakovski o el poeta Porfirio Barba Jacob.