La presencia de Osama Ben Laden y sus bases terroristas en Afganistán reveló con toda nitidez que los talibán constituían el movimiento islámico más radical y extremista de nuestros días. El movimiento talibán se convirtió en uno de los principales actores del nuevo Gran Juego, que se remonta al enfrentamiento entre británicos y rusos en la región a fines del siglo XIX y engloba la competencia entre las compañías petroleras occidentales, y la manipulación desde Paquistán, Arabia Saudí e Irán y las operaciones secretas de la CIA.