A partir de los 50 años, y más aún con la edad de jubilación, y con la calidad y la esperanza de vida activa que tenemos en Occidente, se abren muchas oportunidades para disfrutar de los placeres de la vida gracias a varios factores: un mayor control sobre el propio tiempo, más independencia económica y la sabiduría acumulada con los años. Nos conocemos mejor y tenemos muy claros nuestros intereses. Carmen Alborch parte de estas premisas y nos muestra la gran variedad de placeres que nos estimulan con la edad. La vida, la libertad, la amistad, la familia, el buen humor, el conocimiento, el amor, la sexualidad, la belleza, la participación, la serenidad oel poder son algunos de los que la autora recorre, acompañados siempre de testimonios reales, literarios y cinematográficos que abren al lector un gran abanico de posibilidades de disfrutar, y, mucho, del placer de vivir.