El estreno en la novela de John Darnielle, el compositor, cantante y guitarrista del grupo The Mountain Goats es una historia que se adentra en las profundidades del aislamiento y la insatisfacción adolescentes. Su protagonista, Sean, sufrió un accidente a los 17 años que le desfiguró la cara, recluyéndolo de la vida social y convirtiéndolo en una especie de monstruo con dificultades para la vida fuera de la ventana de su habitación. En la soledad del hospital concibe un juego de rol a través de correo, La ciudadela italiana, ambientado en un mundo postapocalíptico que consigue enganchar a algunos jugadores hasta extremos casi delirantes. Lo más reseñable de Lobo en la camioneta blanca es la arquitectura desplegada, narrando una historia que va de delante —el presente— a atrás —la adolescencia— con numerosos saltos y desvíos que ahondan en la psique de Sean, el propio narrador. Pero Sean es un narrador interesado, casi tramposo, que escatima información y se regodea en otras, lo que constituye, a la vez, la mayor fortaleza y debilidad de la novela. Fortaleza, porque esta composición casi en puzzle regala múltiples aristas en las cuales se ahonda la extrañeza y el sentimiento tan alienado como frágil de la mente adolescente, en un retrato magnífico. Pero también debilidad, puesto que al mismo tiempo que esas aristas se iluminan el retrato general queda algo desdibujado; al mismo tiempo, la necesidad de decirlo todo casi en cada frase —no extraña en un autor novel que es también compositor—, da una prosa que, aunque está podada de florituras, puede saturar a los lectores menos pacientes. Lobo en la camioneta blanca ha sido un fenómeno literario en los EEUU, y ha recibido premios, confirmando que es una obra de interés, y su lectura lo corrobora. (Carlos Cruz, 28 de agosto de 2015)
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