Nadie ha hecho comprender mejor a nuestra época el sentido mítico del mundo como Joseph Campbell. En su prólogo al monumental estudio comparativo de las mitologías, Campbell afirma que el hombre no puede sostenerse en el universo sin otorgar un sentido a las ideas míticas heredadas, porque la crónica de nuestra especie no es sólo la de su historia biológica, o la que se apoya en el desarrollo tecnológico, sino también la historia espiritual de las diferentes razas humanas. El análisis contrastado de los mitos confirma que éstos tienen un carácter unitario y universal, ya que motivos tan diversos como el robo del fuego, el diluvio, el nacimiento de la madre virgen, el héroe que resucita o el mundo de los muertos, aunque se encuentren esparcidos geográficamente bajo distintos ropajes, forman entre sí un único caleidoscopio. Publicada entre 1959 y 1968, Las máscaras de Dios está dividida en cuatro volúmenes. El primero, dedicado a la Mitología primitiva, indaga los motivos mitológicos de las culturas prehistóricas a la luz de los descubrimientos arqueológicos, antropológicos y psicológicos más recientes. El segundo volumen, Mitología oriental, se ocupa de las religiones de Egipto, India, China y Japón. El tercero, Mitología occidental, es un estudio comparativo de los temas universales que subyacen en el arte, los cultos y los textos de la cultura europea. La obra se completa con Mitología creativa, que trata sobre la importancia que ha tenido la herencia mitológica en el mundo moderno y sobre el ser humano como creador de sus propias mitologías.