Dios no se necesita para explicar el complejo fenómeno de la vida, pero Darwin tampoco. Darwin fue un impostor. ¿Cómo alguien que ni siquiera sabía que provenía de un óvulo fecundado por un espermatozoide pudo explicar el origen de las especies? El mecanismo de la selección natural que él postuló es la vuelta del bobo, una perogrullada, una tautología. Tal es la tesis del ensayo que le da título a este libro sui generis, estrictamente científico pero escrito con humor, con lucidez, con ironía y en buena prosa castellana. Sus otros ensayos tratan de genética, del origen de la primera célula, del recapitulacionismo heckeliano, de taxonomía... Una vasta visión nueva y penetrante de las más importantes facetas del fenómeno biológico.